martes, 7 de julio de 2009

La crisis de los alimentos en relacion al hambre en el mundo y la postura del G8 ante este problema


Los representantes de los 8 países más ricos del mundo han impuesto políticas que son la causa original de la crisis de los alimentos y de la agricultura. Esta crisis mundial empezó a surgir en los años 70 y dejó a 852 millones de personas en la extrema pobreza, la mayoría de ellas viviendo en las áreas rurales. Sin embargo, la reciente crisis de los precios de los alimentos ha llevado la crisis a las ciudades, donde la gente ya no puede comprar suficiente comida. Ademas, La crisis climática originada por el abuso de los combustibles fósiles en los países industrializados y la deforestación masiva por las compañías transnacionales, golpeará especialmente a los países pobres del Sur. La reacción de los gobiernos del G8 ha sido desastrosa, simplemente impulsan las mismas políticas que han sido las causas de la crisis actual: más liberalización, más apoyo a los fertilizantes y semillas industriales, la revolución verde en África, más ayuda alimentaria y una rápida expansión de los agrocombustibles. Debido principalmente a la actitud de los países del G8, no se ha producido un avance en la conferencia de alto nivel organizada por la FAO y las compañías transnacionales recibieron un apoyo total para su iniciativa desastrosa de los agrocombustibles. Es irresponsable que el G8 y las instituciones multilaterales continúen destruyendo la producción de alimentos y que dejen a la merced de un puñado de compañías transnacionales y de los mercados internacionales que no son capaces y no están interesados en alimentar al mundo Si nos atenemos a los escasos avances reales en la lucha contra el hambre y la pobreza que han promovido las decisiones adoptadas en las cumbres del G8, es altamente improbable que los líderes de las principales economías acuerden medidas ambiciosas ante la crisis alimentaria mundial. Sin embargo, la búsqueda de consensos en esta materia no solo parece deseable sino que es necesario. En primer lugar, las cifras demuestran obstinadamente la gravedad de la situación: los precios nominales de los principales alimentos alcanzan en la actualidad los niveles más elevados de los últimos 50 años. Se trata de un desafío a escala internacional, puesto que sus efectos trascienden las fronteras al igual que sucede con el resto de los grandes problemas que aquejan a la Humanidad -impactos medioambientales, volatilidad de los mercados de capital, etc- Ahora bien, la responsabilidad de llevar a la práctica los compromisos acordados en estos encuentros, debe corresponder, en primer término, a los países más avanzados ya que la crisis económica mundial está arrasando con las vidas de trabajadoras vulnerables y con la de sus familias.


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